miércoles, 14 de mayo de 2025

Esteban Ribera Larroy

Esteban Ribera Larroy nació el 18 de agosto de 1966 en la calle San Ramón de Barbastro, donde sus padres regentaban una tienda de ultramarinos que había fundado su abuelo Felipe antes de la Guerra Civil. 

Fue el segundo de 3 hermanos. Bueno, realmente nació en la clínica Cobos que estaba en la carretera de Huesca, como todos los de su generación. Sus raíces vienen del Somontano (Ribera) y Cinca Medio (Larroy) y País Vasco (Zubero), por parte de abuelos paternos, que vinieron a trabajar como canteros en las obras hidráulicas en el Altoaragón a principios del siglo XX.

Esteban Ribera Larroy supo cultivar la amistad en todos los ámbitos de su vida, teniendo muchos amigos en distintos lugares y ámbitos por donde pasó su vida, que mantuvo a lo largo del tiempo.

Esteban Ribera Larroy

Sitio donde estaba Comestibles Ribera
Sitio donde estaba Comestibles Ribera

Fue un buen estudiante. Como nos sentábamos por orden alfabético, mantuvo una relación más habitual con los que compartíamos espacio en el aula.

Esteban Ribera Larroy en la EGB en los Escolapios de Barbastro

Colegio Escuelas Pías de Barbastro

Esteban de niño en el Grupo Scout Calasanz. Cruz de Santa Bárbara en Barbastro

Desde niño pasó por las etapas de Lobato, Ranger, Pionero y Monitor  en el Grupo Scout Calasanz. Fue una persona muy implicada tanto en su etapa de formación como de monitor. Como el local quedaba cerca de su casa, pasaba mucho tiempo allí. Estaba situado en las Escuelas Pías.

Grupo Scout Calasanz de Barbastro. Hijos y padres.

Hay muchos recuerdos de esta etapa de tantos años. Vayamos al principio, aquel primer campamento en los años 70 en el Valle de Pineta. Donde pasábamos frío en el circo militar y pasábamos mucho tiempo libre con el monitor, que era el Padre Comín. Fue el comienzo de un largo y fructífero recorrido.

Esteban no gustaba de los primeros planos, pero siempre estaba detrás en la logística. Recuerdo que las fichas de Pioneros las hacía él con la multicopista. Ya se le notaba que le gustaba la formación. Parecía más maduro que los demás en este aspecto.

Había un libro que estaba agotado, "Escultismo para Muchachos" de Robert Baden-Powell. Era nuestro manual de crecimiento scout. Cuando estaba en Barcelona conseguí un ejemplar y se lo regalé. Nunca olvidó el espíritu Scout. Ahora se puede comprar.

Escultismo para muchachos. Fuente
  • El Colegio Seminario de Barbastro donde estudió BUP y COU.

    Colegio Seminario de Barbastro
Fue un buen estudiante y mantuvo relación con sus compañeros en la universidad y en los encuentros que en los últimos años se celebraban, sobre todo en Zaragoza. Hizo el bachillerato de Ciencias.

  • La Universidad de Zaragoza donde estudió Ingeniería Eléctrica.

Como la mayoría de sus amigos del Seminario se decantó por estudiar una ingeniería. La verdad que era idóneo por su personalidad y capacidades.
Logotipo Universidad de Zaragoza. Fuente


Escuela de Ingeniería Técnica Industrial de Zaragoza. Fuente
  • Su vida universitaria en Zaragoza.

Compartió piso con compañeros de Barbastro y de Universidad, manteniendo una relación de amistad a lo largo de la vida. 

Cuando venía a Barbastro a ver a su familia, siempre quedábamos y hablamos centenares de horas.

  • Su entorno Scout en Zaragoza.

Siguió vinculado con el movimiento Scout en Zaragoza, sobre todo en labores de formación. Mantuvo la amistad a lo largo de la vida. En los últimos años tenían un encuentro anual con ellos.

En el corazón de todos que compartimos la etapa scout con Esteban nos queda esta canción:

"Una promesa, un ideal,
un corazón mirando a Dios,
una esperanza, una ilusión,
de hacer el mundo algo mejor.

Por eso somos Scouts,
alertas para servir,
llevamos siempre delante,
por norte la Flor de Lis".

  • Su vida laboral y personal en Cobra en Barcelona.

Uno de sus primeros trabajos fue de ingeniero en la empresa Cobra para el mantenimiento de las líneas eléctricas de ferrocarril en Barcelona.

Trenes electrificados. Fuente

El trabajo era en Barcelona. Compartió piso con compañeros de Barbastro en la Plaza Virrey Amat. Algunos fines de semana veníamos a casa en su Fiat 1 blanco en aquellas terribles carreteras de finales de los años 80 cuando todavía no había autovía y el coche se sobrecalentaba. Muchas horas de conversación sin aire acondicionado.
Cuando comenzó este trabajo le tocó el desarrollo de muchas escuelas taller para la renovación de edificios municipales, donde se aprendían los oficios a la par que en los cursos en las aulas. Con la llegada de las nuevas profesiones derivadas de las tecnologías de la información, tuvo la intuición para ver la impartición de cursos que posibilitaran la empleabilidad en el nuevo paradigma económico.

Ya he comentado que en su etapa Scout se le veía su amor por la formación. También era un enamorado de las nuevas tecnologías. Recuerdo que cuando comenzó la formación a distancia, yo estaba trabajando con un proyecto basado en la plataforma privada Lotus Notes (que era carísima) y él ya estaba apostando con el software libre de Moddle. No dejó de innovar en las tecnologías de la información aplicadas a su trabajo.

Zaragoza Dinámica
Logotipo de Zaragoza Dinámica

Con profundo pesar, desde el Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial de Zaragoza (IMEFEZ) – Zaragoza Dinámica, queremos rendir homenaje a nuestro compañero Esteban Ribera Larroy, jefe de la Sección de Formación para el Empleo, que nos ha dejado recientemente.

Funcionario ejemplar al servicio de la ciudadanía de Zaragoza durante más de tres décadas, Esteban ha sido una figura clave en la historia y evolución de nuestra institución. Su visión, compromiso y vocación pública han sido fundamentales para consolidar lo que hoy es el IMEFEZ, dejando una huella imborrable en nuestros programas, en nuestros valores y en todas las personas que tuvimos el privilegio de trabajar a su lado.

Esteban destacó por su inteligencia serena, su discreción elegante y su inquebrantable sentido del deber. Siempre alejado del protagonismo, centró su labor en lo esencial: hacer que las cosas funcionaran, avanzar en los retos de la formación para el empleo y garantizar oportunidades reales para muchas personas que buscaban mejorar su futuro.

Más allá de lo profesional, quienes le conocimos también admiramos su calidez humana, su curiosidad intelectual, su lealtad y su vocación de servicio.

Su legado profesional y personal permanecerá con nosotros. Hoy sentimos su pérdida, pero también celebramos su vida y el impacto positivo que tuvo en tantas personas. Nuestro más sincero pésame a su familia, amistades y compañeros.

Gracias por todo, Esteban.
Esteban encontró en el Club Pirineos un lugar donde desarrollarse como persona, montañero y amigo. Se involucró de la misma forma que lo hizo cuando fue Scout.

Nos acaba de dejar Esteban Ribera Larroy, quien fuera vicepresidente de este club durante el mandato que comenzó justamente en el año 2000. Persona especialmente apreciada por quienes tuvimos la fortuna de compartir amistad, actividades montañeras y tareas organizativas. Su brillantez y su elegante discreción le hicieron desempeñar un papel fundamental, huyendo de todo protagonismo aparente y centrándose en lo funcional. Pionero de las nuevas tecnologías, creó para nosotros la primera página en la red, excelente, en una época en la que prácticamente ningún club de montaña tenía y las pocas que se veían eran rudimentarias. Su visión objetiva y acertada de la realidad y del futuro, así como su compromiso, nos hizo mostrarnos en una magnífica ventana frente al mundo. La modernidad para nosotros empezó con él. Abandonó el cargo pasado un tiempo, pero continuó colaborando en un segundo plano durante un cuarto de siglo. De hecho, esta página desde la que nos lees, y que se ha actualizó hace pocos meses, se la debemos también a él.

También se prodigó como montañero, fundamentalmente en esquí de montaña, compaginando la práctica del mismo con las aportaciones organizativas en la Travesía de Esquí de Montaña del Club de Montaña Pirineos, siendo un valioso pilar de la misma durante varias ediciones. Hemos acumulado numerosas y entrañables vivencias en el Pirineo y en los Alpes. Con ellas nos quedamos.

Su salud no ha querido darle, darnos, más tiempo. Lamentamos profundamente su pérdida y nos unimos al dolor de su familia y de sus amigos, entre quienes nos encontramos. El mejor homenaje que podemos hacerle es continuar con su legado y a ello nos comprometemos.

Esteban haciendo una Vía Ferrata
  • Su vida matrimonial y su entorno.

Su casa era un hogar donde siempre te encontrabas acogido. Era un excelente anfitrión. Capaz de transformar donde él estaba en un sitio donde se respiraba calidez.

En su etapa Scout se centró en que los campamentos de verano fueran más confortables con nuevas instalaciones más confortables. En su primer piso propio fue donde se notó su huella de acogida, que luego trasladó a su casa donde vivió con su familia.

A su esposa, hijos y familia, dio toda su alma para facilitar su crecimiento y bienestar. Los últimos 15  años dedicó toda su vitalidad a ellos entregándose por completo más que a nada dejando una huella difícil de borrar. 

Sin olvidar a sus padres y hermanos a lo que visitaba con frecuencia. 

"La sencillez engancha. Esteban y Marta enganchan. Su casa es también nuestro hogar. Ese lugar de aparente desorden pero con ese no sequé que hace que no te quieras ir, y cuando te vas ya estás pensando en cuándo vas a volver. Esteban y Marta son amor, de ese que atrapa y con el que quieres permanecer siempre. Te adoro Esteban siempre". Bego (Facebook)

Un café, una comida en su casa, una comida en un restaurante,… eran excusas para el arte de la conversación con sus amistades. Sabía escuchar y contestar. Era un maestro en el arte de la conversación.

Siempre estaba cuando se le necesitaba y contó con el apoyo cuando lo requirió. Estaba disponible para lo que necesitaras. Quería y se dejaba querer.

Siempre Listo. Llevaremos en nuestros corazones tu recuerdo de una verdadera amistad. Has dejado un mundo mejor, como fue tu compromiso en la promesa Scout. Recuerdo un San Jorge de niños cuando escuchamos esta canción en Zaragoza, que se nos quedó dentro del corazón.

"Seré feliz si puedo hacer
que tú seas feliz,
que puedas sonreír
y que tu voz suene a ilusión.
Yo prometí, si algún hermano
necesita mi mano,
tenderla sin reparo
con la ayuda de Dios."

Nos dejó en esta dimensión terrenal el 10 de mayo de 2025, pero sigue vivo en nuestra memoria y legado.

  • El legado de Esteban.

Cuando alguien como Esteban se marcha, su ausencia deja un hueco profundo. Pero también deja una estela, un legado silencioso y duradero que sigue presente en quienes tuvimos la suerte de caminar a su lado.

Raíces hondas y amor por su tierra.

Esteban era Barbastro. Lo era en su manera de hablar, de moverse, de querer. Hijo de una familia comerciante de la calle San Ramón, siempre fue fiel a sus orígenes y los honró con orgullo. Supo recoger lo mejor de esa educación sencilla y firme, y hacer de ella una forma de estar en el mundo.

Un scout siempre, en el fondo del alma.

El escultismo fue, sin duda, una de las grandes pasiones de su vida. No solo como actividad, sino como forma de ser. Esteban fue guía, formador, amigo, ejemplo. Muchos de nosotros aprendimos lo que significan palabras como servicio, lealtad, esfuerzo o comunidad gracias a él. Y aún hoy, quienes fuimos sus compañeros de ruta seguimos recordando aquel “¡Siempre Listo!” que tanto decía de su carácter.

Luego, supo desarrollar esta faceta como montañero y directivo en el Club Pirineos de Zaragoza donde impuso su impronta de servicio y entrega.

Profesional íntegro, formador exigente y cercano.

Su trayectoria como ingeniero y jefe de formación estuvo marcada por el compromiso, la seriedad y el respeto. Nunca buscó reconocimiento ni aplausos, pero quienes trabajaron con él sabían que podían confiar. Esteban era de los que no fallan. De los que escuchan. De los que están. Supo enseñar sin imponerse, y acompañar sin dejar de exigir.

Una vida familiar vivida con entrega.

Si algo fue esencial para Esteban, fue su familia. Con su esposa y sus hijos formó un hogar lleno de cuidado, atención y ternura. No escatimó tiempo ni esfuerzo en acompañarlos, en escucharlos, en ayudarles a crecer como personas. Esteban vivió su paternidad y su vida en pareja con la misma coherencia, paciencia y cariño con que vivía todo lo demás. Su mayor alegría fue verlos crecer como familia unida.

Una amistad que no hacía ruido, pero sostenía.

Para mí, fue un amigo del alma. De los que no necesitan hablar cada día para estar presentes. De los que te conocen sin que tengas que explicar nada. Con él se podía compartir el silencio sin incomodidad, porque estaba lleno de sentido.

La huella de lo esencial.

No tuvo afán de protagonismo. No quiso sobresalir. Pero dejó una huella firme, como las que se hacen al caminar despacio, con paso seguro. En su manera de vivir, de tratar a los demás, de cumplir con lo que creía justo… dejó una lección de vida. Una que no se enseña en los libros, pero se graba en el corazón.

Y así fue Esteban.

No necesitaba grandes palabras. Su manera de querer era estar. Su forma de enseñar, hacer.

Vivió con discreción, trabajó con rigor y amó con todo lo que era.

No hizo ruido, pero su huella quedó. Y nos seguirá acompañando, paso a paso, en nuestra memoria.


Noticias aparecidas:

Esteban Ribera Larroy, montañero barbastrense residente en Zaragoza, ha fallecido el pasado fin de semana en la capital aragonesa, donde fue vicepresidente del Club de Montaña Pirineos desde el año 2000 y sunque dejó esta responsabilidad directiva colaboró en otras tareas relacionadas con las nuevas tecnologías. Desde el Club destacan que se prodigó de montañero, y compaginó esta práctica con aportaciones de organización en la Travesía de Esquí de Montaña Pirineos, fue un “valioso pilar” durante varias ediciones.

En la misma línea, recuerdan “numerosas y entrañables vivencias en el Pirineo y en los Alpes”. En clave local, era hijo del comerciante Julio Ribera que tuvo su establecimiento en la calle San Ramón donde fue muy popular con su esposa entre la “geografía sentimental de la ciudad” de la que forman parte muchos barbastrenses.

Su vida estuvo marcada por la pasión por la montaña y el compromiso silencioso con la innovación y la comunidad

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Su vida estuvo marcada por la pasión por la montaña y el compromiso silencioso con la innovación y la comunidad

El montañero barbastrense Esteban Ribera Larroy, afincado desde hace años en Zaragoza, ha fallecido este pasado fin de semana dejando un profundo vacío entre quienes compartieron con él amistad, pasión por la montaña y proyectos comunes en el Club de Montaña Pirineos. Su implicación durante más de dos décadas en la entidad no sólo se tradujo en su etapa como vicepresidente desde el año 2000, sino también en una labor sostenida y discreta desde la segunda línea, en la que supo combinar experiencia y visión de futuro.

La montaña, su vocación vital.

Ribera no fue un montañero más. Fue un apasionado incansable que conjugó la práctica deportiva con una constante labor organizativa. En el esquí de montaña encontró uno de sus mayores refugios, participando de forma activa en las ediciones de la Travesía de Esquí de Montaña del Club de Montaña Pirineos.

Su papel, según destacan desde el propio club, fue esencial. Lo describen como un “valioso pilar” durante múltiples convocatorias, y no es para menos: su capacidad para prever necesidades logísticas, coordinar detalles y mantener el entusiasmo del grupo le hacían imprescindible.

Compañeros de aventuras evocan con cariño las numerosas experiencias compartidas con Esteban tanto en el Pirineo como en los Alpes. Vivencias marcadas por la complicidad, el amor por la naturaleza y la camaradería que solo se forja al calor de los refugios de montaña y las travesías a gran altitud. Con él se aprendía, se compartía y se avanzaba. Todo ello sin alzar la voz, sin buscar el foco, como era su estilo: sereno, prudente, elegante en su forma de estar.

Su capacidad de observación, su compromiso constante y su voluntad de servicio hicieron de él una figura imprescindible. No necesitaba títulos ni aplausos. Su presencia era suficiente, y su ausencia hoy deja un hueco difícil de llenar.

Una vida tejida también con raíces locales

Hijo del comerciante Julio Ribera, muy conocido en Barbastro por su establecimiento en la calle San Ramón, Esteban formaba parte de lo que muchos llaman “la geografía sentimental de la ciudad”. Su familia, popular y querida, fue referente durante décadas en el comercio local, y su legado, al igual que el de Esteban, se entrelaza con los recuerdos de generaciones enteras de barbastrenses.

Quienes le conocieron destacan especialmente su inteligencia brillante y su discreción elegante. En tiempos donde se valora más el ruido que la constancia, Esteban fue contracorriente: prefería aportar desde la calma, ayudar sin que se notara, construir sin reclamar autoría. Esa forma de entender la vida le hizo ganarse el cariño y el respeto de todos aquellos con los que trabajó y compartió camino.

Innovador y discreto, un visionario en la sombra

Más allá de sus cualidades deportivas, Esteban Ribera fue un precursor en la introducción de las nuevas tecnologías dentro del ámbito montañero. En un tiempo en el que pocas asociaciones tenían presencia digital, él impulsó la creación de la primera página web del Club de Montaña Pirineos. Su iniciativa, no solo adelantada a su tiempo, fue también fundamental para proyectar la imagen del club más allá del territorio aragonés.

Gracias a su visión moderna y su capacidad técnica, el Club dio un salto cualitativo en su comunicación con socios, participantes y amantes de la montaña en general. “La modernidad para nosotros empezó con él”, reconocen desde la entidad. Y es que, incluso tras dejar el cargo de vicepresidente, Esteban siguió vinculado de manera activa, prestando su ayuda desde un segundo plano durante un cuarto de siglo. La reciente actualización de la página web del club, de hecho, también fue obra suya.

Una despedida que deja huella

La salud le fue quitando espacio en los últimos tiempos, pero ni siquiera eso detuvo su implicación. Hasta el final, mantuvo el interés y la disposición para seguir colaborando, como siempre había hecho. Hoy, su marcha deja una ausencia profunda en su entorno más cercano y en el corazón del Club de Montaña Pirineos.

“El mejor homenaje que podemos hacerle es continuar con su legado”, afirman desde el club. Y ese legado no es otro que la entrega sin condiciones, la mejora constante, el amor por la montaña y el deseo de compartirla con los demás. Quienes compartieron camino con él, tanto en las cimas como en las tareas organizativas, saben que Esteban Ribera Larroy no se ha ido del todo: permanece en cada sendero abierto, en cada travesía organizada con mimo, en cada avance tecnológico que acerque la montaña a más personas.

La muerte no es el final, Esteban! Y tu siempre vivirás en nuestro corazones!! gran persona y gran amigo. No olvidaremos tu sonrisa, Siempre listos

La muerte no es el final, Esteban! Y tu siempre vivirás en nuestro corazones!! gran persona y gran amigo. No olvidaremos tu sonrisa, Siempre listos
Con profundo pesar, desde el Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial de Zaragoza (IMEFEZ) – Zaragoza Dinámica, queremos rendir homenaje a nuestro compañero Esteban Ribera Larroy, jefe de la Sección de Formación para el Empleo, que nos ha dejado recientemente.

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Daniel Vallés Turmo
Mayo de 2025