domingo, 30 de noviembre de 2025

La Expropiación del Embalse de El Grado: un éxodo planificado

El 8 de febrero de 1970, el diario Nueva España de Huesca publicó un anuncio que hoy resulta tan sorprendente como revelador: la propuesta de expropiación de los terrenos afectados por el embalse de El Grado a siete pueblos enteros.

Cerrando la puerta por última vez. Imagen generada con Chat GPT

En esta entrada vamos a poner en contexto este anuncio. Nueva España fue un periódico diario editado en Huesca entre el 30 de noviembre de 1936 y el 28 de septiembre de 1985. Bajo la cabecera podía leerse: Diario de Falange Española Tradicionalista y de la J.O.N.S.
Cabecera Diario Nueva España

MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS
Confederación Hidrográfica del Ebro

Obra: Embalse de El Grado
Indemnizaciones especiales – Primera Propuesta

Localidades:
Puy de Cinca (Secastilla),
Aldea de Puy de Cinca (Secastilla),
Clamosa (La Fueva),
La Penilla (La Fueva),
Mipanas (Mipanas),
Liguerre de Cinca (Abizanda),
Casas de la Barca (Abizanda).

Provincia: Huesca

Contexto de la expropiación

  • El Ministerio de Obras Públicas ahora se llama Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
  • La Confederación Hidrográfica del Ebro sigue existiendo. Se creó el 5 de marzo de 1926. Su sede en Zaragoza ha tenido varias denominaciones: Paseo Sagasta, Paseo de la República durante la Segunda República, General Mola durante el franquismo y, de nuevo, Paseo Sagasta en la actualidad.
Edificio de la CHE en Zaragoza
  • Todas estas poblaciones terminaron convirtiéndose en pueblos deshabitados por la construcción del embalse: Puy de Cinca, Aldea de Puy de Cinca, Clamosa, La Penilla, Mipanas, Ligüerre de Cinca y Casas de la Barca. Con el tiempo, han vuelto a habitarse parcialmente Aldea de Puy de Cinca, Mipanas y Ligüerre de Cinca.

ANUNCIO

Por el Consejo de Señores Ministros, en su reunión del día 21 de noviembre de 1969, a propuesta del Ministro de Obras Públicas, se han aprobado los tipos de indemnizaciones a satisfacer a los vecinos de dichas localidades por los perjuicios derivados del traslado, según la propuesta elaborada por la Comisión designada al efecto, y en que se dice así:

PROPUESTA

De tipos aplicables a los supuestos de INDEMNIZACIÓN que prevé el artículo 89 de la Ley de Expropiación Forzosa de diciembre de 1954.

  • Le llamaron Perjuicios derivados del traslado, como si fuera algo voluntario. Menudo eufemismo. En realidad fue un éxodo: la ruptura de una vida entera para cientos de familias.

A) CAMBIO FORZOSO DE RESIDENCIA

a) Gastos de viaje por traslado familiar

Sujeto y base indemnizables:
El grupo familiar que, por razón del desmontaje, traslado y montaje del propio hogar, precise desplazamiento.

Tipo: 450 pesetas por individuo.

b) Transporte de ajuar y elementos de trabajo

1. Ajuar doméstico

Sujeto y base indemnizables: el grupo familiar por razón del desmontaje, traslado y montaje del mismo.

Tipo: 6.000 pesetas por familia.

2. Ganado

Sujeto y base indemnizables: las pérdidas de los traslados del patrimonio pecuario.

Tipo:
– 200 pesetas por cabeza de ganado vacuno,
– 100 pesetas por porcino adulto,
– 40 pesetas por cabeza de ganado menor.

3. Elementos de trabajo

Sujeto y base indemnizables: el grupo familiar como unidad económica de trabajo en su función agrícola, ganadera, artesana, comercial o de pequeña industria.

Tipo:
– 3.000 pesetas por el conjunto ordinario.
– 500 pesetas por cada unidad de máquina mayor o elementos de trabajo fuera del supuesto normal.

c) Jornales perdidos durante el traslado

Sujeto y base indemnizables: cada uno de los individuos mayores de 14 años del grupo familiar, por el tiempo invertido en las operaciones.

Tipo: 900 pesetas por individuo mayor de 14 años.

  • De nuevo los eufemismos: “Cambio forzoso de residencia”.
  • Gastos de viaje: 72 euros de 2025 por individuo.
  • Transporte de ajuar doméstico: 960 euros por familia.
  • Transporte del ganado:
    • 32 euros por cabeza de ganado vacuno,
    • 16 euros por porcino adulto,
    • 6,4 euros por cabeza de ganado menor.
  • Transporte de elementos de trabajo.
    • 480 euros por el conjunto ordinario.
    • 80 euros por cada unidad de máquina mayor o elementos de trabajo fuera del supuesto normal.
  • Jornales perdidos durante el traslado.
    • 144 euros por individuo mayor de 14 años.

En resumen: las cantidades apenas compensaban los costes materiales del traslado y estaban muy lejos de cubrir la pérdida real de una casa, de una explotación agrícola o de un taller.


Traslado de una familia con sus enseres en los años 70. Imagen generada con Chat GPT

B) REDUCCIÓN DEL PATRIMONIO FAMILIAR

Incluye:

1. Pérdida de vivienda

Supuesto condicional: el vecino cabeza de familia opta por el traslado del núcleo familiar fuera del término municipal de su residencia.

Sujetos y bases indemnizables: el grupo familiar a razón de verse privado de la vivienda que ocupa, sea propia o arrendada.

Tipo: 18.000 pesetas por familia.

2. Pérdida de aprovechamientos comunales

Petición de principio: no habiéndose acreditado su existencia, carece de relevancia a efectos de indemnización.

3. Reducción de cultivos

Petición de principio: habiéndose procedido a la expropiación de las tierras, no se reconocerán cultivos posteriores a dicho proceso, por cuanto no procede indemnización por concepto no autorizado.

4. Quebranto de actividades económicas

La indemnización cubre la interrupción de actividades comerciales, profesionales o industriales derivadas del traslado forzoso.

Supuesto condicional: el perjuicio se origina tanto en caso de cesación de actividades —sea o no con traslado de la residencia fuera del término municipal— como en caso de continuar ejerciéndola en el mismo, con disminución en los rendimientos habituales.

Sujeto indemnizable: los siguientes grupos:

Grupo 1 – Varones, trabajadores autónomos o por cuenta propia de 18 a 70 años.
Grupo 2 – Mujeres, trabajadoras autónomas o por cuenta propia de 18 a 70 años.
Grupo 3 – Trabajadores de 14 a 18 años o mayores de 70 años.
Grupo 4 – Empresarios agrarios con líquido imponible ≥ 15.000 pesetas.
Grupo 5 – Artesanos, comerciantes e industriales con licencia fiscal ≥ 4.500 pesetas anuales.
Grupo 6 – Artesanos, comerciantes e industriales sin licencia fiscal o con licencia < 4.500 pesetas.
Grupo 7 – Actividades complementarias (Sacristán, Alguacil, Secretario Hermandad, Auxiliar Secretaría, Cartero peatón, etc.).
Grupo 8 – Profesionales y funcionarios públicos residentes con jurisdicción exclusiva en cada localidad.
Grupo 9 – Profesionales y funcionarios públicos con jurisdicción en otras localidades no expropiadas.
Grupo 10 – Profesionales y funcionarios públicos no residentes pero con jurisdicción sobre localidades expropiadas.

Base de indemnización

Grupo 1 – 4 mensualidades de jornal a 200 pesetas/día → 24.000 pesetas.
Grupo 2 – 4 mensualidades de jornal a 130 pesetas/día → 15.600 pesetas.
Grupo 3 – 4 mensualidades de jornal a 100 pesetas/día → 6.000 pesetas.
Grupo 4 – 4 mensualidades de jornal a 300 pesetas/día → 36.000 pesetas.
Grupo 5 – 6 mensualidades de jornal a 300 pesetas/día → 54.000 pesetas.
Grupo 6 – 6 mensualidades de jornal a 200 pesetas/día → 36.000 pesetas.
Grupo 7 – 6.000 pesetas (máximo dos indemnizaciones por familia).
Grupo 8 – Maestros en propiedad → 21.000 pesetas.
Grupo 9 – No existen.
Grupo 10:

Párrocos:
– Abizanda: 35.000 pesetas.
– Escanilla: 18.000 pesetas.

Médicos:
– Titular de Clamosa: 45.000 pesetas.
– Titular de La Puebla de Castro: 60.000 pesetas.

Farmacéuticos:
– Naval: 67.500 pesetas.

Veterinarios:
– Naval: 90.000 pesetas.
– Navas: 75.000 pesetas.

Inspección farmacéutica:
– Graus: 44.500 pesetas.
– Barbastro: 44.500 pesetas.

Auxiliares técnicos sanitarios:
– Perarrúa: 11.250 pesetas.
– La Puebla de Castro: 15.000 pesetas.
– Naval: 16.875 pesetas.

Secretarios municipales:
– Secastilla: 88.200 pesetas.
– La Fueva: 58.800 pesetas.
– Abizanda: 21.000 pesetas.
– Naval: 21.000 pesetas.

  • Pérdida de vivienda: 2.880 euros por familia. Un piso de la época costaba 24.000 euros (150.000 pesetas). La vivienda ha subido mucho estos años. Un piso nuevo en Barbastro cuesta unos 200.000 euros, que serían 1.250.000 pesetas de la época. Indica que los precios de la vivienda han subido 8 veces.
  • Base de indemnización

    Grupo 1 – 4 mensualidades de jornal a 200 pesetas/día → 3.840 euros.
    Grupo 2 – 4 mensualidades de jornal a 130 pesetas/día → 2.496 euros.
    Grupo 3 – 4 mensualidades de jornal a 100 pesetas/día → 960 euros.
    Grupo 4 – 4 mensualidades de jornal a 300 pesetas/día → 5.760 euros.
    Grupo 5 – 6 mensualidades de jornal a 300 pesetas/día → 8.640 euros.
    Grupo 6 – 6 mensualidades de jornal a 200 pesetas/día → 5.760 euros.
    Grupo 7 – 6.000 pesetas (máximo dos indemnizaciones por familia).
    Grupo 8 – Maestros en propiedad → 3.360 euros.
    Grupo 9 – No existen.
    Grupo 10:

    Párrocos:
    – Abizanda: 5.600 euros.
    – Escanilla: 2.880 euros.

    Médicos:
    – Titular de Clamosa: 7.200 euros.
    – Titular de La Puebla de Castro: 9.600 euros.

    Farmacéuticos:
    – Naval: 10.800 euros.

    Veterinarios:
    – Naval: 14.440 euros.
    – Navas: 12.000 euros.

    Inspección farmacéutica:
    – Graus: 7.120 euros.
    – Barbastro: 7.120 euros.

    Auxiliares técnicos sanitarios:
    – Perarrúa: 1.800 euros.
    – La Puebla de Castro: 2.400 euros.
    – Naval: 2.700 euros.

    Secretarios municipales:
    – Secastilla: 14.112 euros.
    – La Fueva: 9.408 euros.
    – Abizanda: 3.360 euros.
    – Naval: 3.360 euros.

  • El salario mínimo en 1970 era 3.600 pesetas (21,64 euros). El salario mínimo en 2025 es 1.184 euros.
  • Pero se podía comprar una vivienda con 3 años de salario, mientras que en 2025 son necesarios 12 años de salario.

Las cifras dejan claro que las indemnizaciones no compensaron el verdadero coste humano y económico del éxodo.


Compra vivienda en 1970 y 2025

INSTRUCCIONES COMPLEMENTARIAS

Primera. El derecho a la indemnización nace de la condición de vecino (residente) de cualquiera de las localidades a que se refiere la presente propuesta entre las fechas de 1 de enero de 1960 y 9 de junio de 1965, fecha en que el Consejo de Ministros les reconoció el derecho al devengo de indemnizaciones. No son amparables las situaciones posteriores, ni aquellas que tengan su origen de vecindad en la propia obra.

Para los funcionarios públicos y similares, el derecho a la indemnización nace de su condición de presencia en el cargo a 31 de diciembre de 1967. Los interinos solo devengarán el concepto A), en su caso.

Segunda. La solicitud prevista en los artículos 91 y 168 del Reglamento de Expropiación Forzosa vigente podrá ser presentada por los cabezas de familia y funcionarios en los impresos facilitados por la Comisión.

Se considerará cabeza de familia a quienes, siendo vecinos entre el 1 de enero de 1960 y el 9 de junio de 1965, ostenten dicha condición al presentar la solicitud, así como a las viudas o huérfanos de cabezas de familia fallecidos que asuman la representación del grupo familiar.

Tercera. Las circunstancias vecinales, económicas y patrimoniales relevantes para los conceptos A) b-2; B) 1 y 2, y C) grupos 4, 5, 6 y 7 deberán referirse al 9 de julio de 1965. Las restantes circunstancias familiares, profesionales y laborales podrán referirse a la fecha de aprobación de la propuesta.

Cuarta. Cuando varios vecinos cabeza de familia habiten una misma vivienda podrán formular solicitudes independientes. Los conceptos A) b-1; A) b-3 y B) se indemnizarán por prorrateo proporcional al número de individuos mayores de 14 años que compongan cada familia.

Quinta. Cualquier derecho omitido en la presente propuesta será determinado por la Comisión por asimilación a los tipos procedentes.

Sexta. A efectos de entrega de impresos y presentación de solicitudes se considerará como domicilio de la Confederación Hidrográfica del Ebro: Paseo del General Mola, 24 y 26, Zaragoza. Durante el plazo habilitado, personal del Organismo se desplazará a las localidades mencionadas para asesorar a los interesados.


NOTAS ADICIONALES

a) El anuncio se publicará en el Boletín Oficial del Estado, Gaceta de Madrid, Boletín Oficial de la Provincia de Huesca y el diario Nueva España de Huesca. Un ejemplar quedará expuesto en los tablones de anuncios de las Alcaldías de Secastilla, La Fueva, Mipanas y Abizanda.

b) El plazo de 15 días para presentar solicitudes comenzará el 2 de marzo, salvo que alguna publicación oficial fuese posterior, en cuyo caso contará desde la fecha de esa última publicación.

c) El personal competente del Organismo ofrecerá asesoramiento en los siguientes lugares y fechas:

– Ayuntamiento de Graus, 2 de marzo a las 10:00, vecinos de Puy de Cinca y Aldea de Puy de Cinca.
– Ayuntamiento de Graus, 3 de marzo a las 10:00, vecinos de Clamosa y La Penilla.
– Oficinas de la CHE en Barbastro, 9 de marzo a las 10:00, vecinos de Mipanas.
– Oficinas de la CHE en Barbastro, 10 de marzo a las 10:00, vecinos de Ligüerre de Cinca y Casas de la Barca.

Quienes lo prefieran podrán recibir asesoramiento en la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro en Zaragoza los días 16, 17 y 18 de marzo, por personal del Servicio de Propiedades.

Zaragoza, 31 de enero de 1970
El Ingeniero Director: Gonzalo Sancho de Ibarra.

Una simple comunicación de prensa de hace 55 años cambia por completo nuestra perspectiva y nos hace reflexionar sobre lo que supuso el traslado forzoso de miles de personas de sus casas para realizar el embalse de El Grado.

Una pregunta para la reflexión: ¿Se podría construir el embalse de El Grado hoy?

El análisis de la viabilidad hipotética de construir el Embalse de El Grado en la actualidad conduce a una conclusión negativa e inequívoca, determinada por la confluencia de tres factores críticos:

  1. Incompatibilidad ecológica y legal (DMA): El proyecto de una presa de gravedad de 92 metros en un río ya explotado y sensible como el Cinca haría imposible alcanzar el Buen Estado Ecológico y comprometería directamente una zona protegida de la Red Natura 2000.

  2. Fracaso del test de necesidad (Art. 4.7 DMA): La disponibilidad y el financiamiento actual de alternativas no estructurales superiores —como los planes de modernización de regadíos financiados por el PRTR en la misma zona de los Riegos del Alto Aragón— eliminan cualquier justificación para una nueva alteración de la masa de agua.

  3. Irracionalidad económica moderna: Un análisis coste-beneficio que internalice los costes ambientales no mitigables, la pérdida creciente por evaporación bajo el cambio climático y el inevitable coste social derivado de la histórica afectación territorial, demuestra que la inversión de capital necesaria sería desproporcionada e ineficiente frente a las estrategias de eficiencia.

La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para un nuevo Embalse de El Grado sería rotundamente negativa.

Esta negativa se fundamentaría en el incumplimiento de los requisitos esenciales de la legislación ambiental y hídrica vigente:

  • Violación de la DMA: El proyecto no podría demostrar el cumplimiento de los objetivos de Buen Estado Ecológico, ni superar el test de excepciones del Artículo 4.7 al existir opciones ambientalmente mejores y técnicamente viables.

  • Contradicción política: La aprobación entraría en directa contradicción con la estrategia hídrica nacional, que canaliza inversiones masivas hacia la modernización de regadíos como herramienta prioritaria para la seguridad hídrica.

  • Falta de consenso social y riesgo operacional: Los riesgos de seguridad y la percepción pública negativa sobre la gestión de presas históricas, sumados a la memoria social de los pueblos anegados, harían que el proyecto careciera de licencia social y política.

En conclusión, el Embalse de El Grado es un proyecto paradigmático de la ingeniería del siglo XX. En el contexto regulatorio, ambiental y socioeconómico del siglo XXI, su construcción sería ilegal y estratégicamente inviable.

Había alternativas a los embalses de Mediano y El Grado

Sí. Cuando se proyectaron estos embalses, que suponen 800 hectómetros de capacidad, los pueblos de la montaña se consideraban efectos colaterales del progreso. Se hicieron con la dictadura.

Con la democracia se paralizan los proyectos de Campo (630 hectómetros), Jánovas (170 hectómetros) y Biscarrués (169 hectómetros). Ya nadie entiende que se tenga que inundar una población para hacer un embalse. La realidad ha demostrado que es posible almacenar en embalses en la zona de regadío: San Salvador (136 hectómetros) y Almudévar (169 hectómetros). Pero, sobre todo, que se puede gestionar mejor el regadío con tuberías, contadores y balsas de regulación.

Deuda con los vecinos afectados

Creo que todavía no se ha saldado la deuda con las poblaciones sacrificadas para hacer los embalses de Mediano y El Grado. Nos hemos acostumbrado, pero sería necesario que quedara mejor plasmada su memoria. Porque fue un éxodo y es necesario mantener vivo el recuerdo de quienes dejaron su casa.

Memorial de un éxodo. Imagen generada con Chat GPT

Recordar no es reabrir heridas: es reconocer la dignidad de quienes lo perdieron casi todo para que otros pudiéramos disponer de agua y regadío.

Daniel José Vallés Turmo
Diciembre de 2026

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miércoles, 26 de noviembre de 2025

Las Casas de la Barca (Abizanda): historia, ruinas y memoria bajo el embalse de El Grado

La presencia del apellido García Barbanoj / Barbanox en Abizanda está documentada desde el siglo XV. En el censo de 1495, elaborado por los Reyes Católicos, ya figura uno de sus antepasados entre los once fuegos del lugar. En 1565, el señor de Clamosa concedió permiso a Joan Barbanoj para establecer un paso de barca en el río Cinca, en el paraje que todavía hoy conocemos como Las Casas de la Barca. Aunque la familia prefiere que se le llame Casa Barbanoj y Casa Olivar. Así nació un servicio que durante cuatro siglos comunicaría ambas orillas del río.

Hoy todavía permanece el apellido Barbanoj de dos hijas de Dolores Barbanoj Bestué y Paulino Arasanz Salinas, que vino de Casa Olivera de Arasanz. Son Asunción y Felicitas, que llevan el apellido Barbanoj de segundo. Pero el apellido se acaba aquí porque sus hijos ya no lo llevan.

Estoy recopilando información sobre las últimas generaciones de Casa Barbanoj y Casa Olivar.


“Fotografía antigua de Las Casas de la Barca, con Casa Barbanoj a la izquierda y Casa Olivera a la derecha, antes de la construcción del embalse de El Grado.”
Fotografía antigua de Las Casas de la Barca (Centro de Estudios del Sobrarbe)

Durante este tiempo funcionó primero la barca de maroma y, ya en el siglo XX, el conocido cajón suspendido. El servicio continuó hasta que los puentes y, más tarde, el embalse de El Grado lo hicieron innecesario y luego imposible. En total, dieciséis generaciones mantuvieron vivo este oficio.

Ruinas de Las Casas de la Barca emergiendo del embalse de El Grado, con los muros derruidos, estructuras de madera colapsadas y la peña rocosa al fondo
Llegando a Las Casas de la Barca en ruinas

Frente al paso, en la margen izquierda, se encontraba Casa Olivera, que durante siglos actuó como fonda para los viajeros y daba apoyo al molino de aceite situado muy cerca. Su existencia confirma que el paso formaba parte de una pequeña infraestructura vital para caminantes, arrieros y vecinos.

En el blog Mi infancia en Clamosa encontramos fotos de la barca y el posterior cajón. A la izquierda se ve el molino.

Fotografía antigua del cajón suspendido que cruzaba el río Cinca entre Clamosa y Las Casas de la Barca, con varios viajeros atravesando el cauce mediante la maroma tensada
Cajón suspendido del paso de Clamosa

El mapa de 1932 y el territorio desaparecido

En el mapa de 1932 del Instituto Geográfico Nacional aparece trazada la carretera de Naval a Aínsa, pasando cerca de Abizanda. El plano muestra también el camino de Las Casas de la Barca, bordeando el meandro del Cinca y enlazando de nuevo con la carretera. Ese desvío conducía directamente al paso de maroma.

“Mapa topográfico de 1932 que muestra Abizanda, Clamosa, Lapenilla y Las Casas de la Barca, con el camino antiguo marcado y la ubicación del paso de maroma sobre el río Cinca.”
Mapa topográfico de 1932 Las Casas de la Barca

Este paso fue durante siglos la comunicación natural entre Abizanda y las localidades de la otra orilla: Clamosa, Lapenilla, Puy de Cinca, así como la entrada hacia La Fueva y la Ribagorza.

La construcción del embalse de El Grado condenó este paisaje. Las Casas de la Barca solo emergen hoy cuando el nivel del agua baja de manera excepcional. En cambio, Casa Olivera ha sido restaurada y vuelve a estar habitada tras décadas de abandono.


Las expropiaciones de 1964

La construcción del embalse provocó en 1964 la expropiación de todas las edificaciones. Los dos propietarios afectados fueron:

• Paulino Arasanz Salinas
– Casa de cuatro plantas con lagar, conejar, corral, capilla y pajar.
– Edificio anejo de tres plantas con fragua, lavadero, pajar, caseta y era.
– Superficie total: 842 m².
– Además: depósito para aceite y pozo de 31 m³.

• Eugenio Fumanal Palacio
– Casa principal de cuatro plantas con conejar, caseta y cobertizo.
– Vivienda aneja de tres plantas con lagar, dos pajares, era y palomar.
– Superficie total: 627 m².
– Además: cuatro depósitos para aceite.

La única fotografía conservada, recopilada por el Centro de Estudios del Sobrarbe, muestra con claridad las dos casas principales: Casa Olivar y Casa Barbanoj.

Para comprender mejor el contexto histórico de la desaparición de Casas de la Barca y de otros pueblos de la zona, puedes ver este análisis sobre la expropiación de siete localidades para construir el embalse de El Grado y sobre si hoy sería posible hacer una obra así.

https://caminosdebarbastro.blogspot.com/2025/11/la-expropiacion-del-embalse-de-el-grado.html


Las partidas del entorno

Gracias a la documentación de las expropiaciones conocemos hoy los nombres de las partidas de cultivo que rodeaban el conjunto: Lanza, Las Cereceras, Planas, Fueva, Campo, Campo Vinariellas, Las Falces, Reglarón, Planimen, La Planeta, Las Pedreras, El Barranquer, El Huerto, El Tejar y La Valle.


El otoño de 2025: el paisaje reaparece

Los trabajos de mantenimiento en la presa durante el otoño de 2025 provocaron un descenso excepcional del nivel del embalse. La cola llegó hasta Puy de Cinca y Las Casas de la Barca quedaron al descubierto. El satélite Copernicus captó el estado exacto el 22 de noviembre de 2025.

“Vista satelital del programa Copernicus tomada en noviembre de 2025, donde se observa la cola del embalse de El Grado casi vacía y la ubicación de Las Casas de la Barca emergiendo entre los sedimentos.”
Imagen satelital de Copernicus (22 de noviembre de 2025) cola del embalse de El Grado

Aprovechando esta circunstancia, visité el lugar. Llegué a Puy de Cinca y continué por pista hasta Casa Olivera. Desde allí descendí a pie hacia el embarcadero, aprovechando la helada para no hundirme en el fango. El Cinca bajaba muy manso y fue posible cruzarlo por un vado.

Ver entrada en el blog: Embalse de El Grado: nivel actual, fotos y recorrido por el embalse semivacío.

La impresión fue sobrecogedora: ruinas silenciosas emergiendo tras décadas bajo el agua, muros ennegrecidos y el eco del antiguo camino de Abizanda con Clamosa al fondo.

Ruinas de Las Casas de la Barca emergidas tras el descenso del embalse de El Grado en 2025, con muros derruidos y la peña al fondo
Las Casas de la Barca emergiendo del embalse (2025)

La puerta de una de las casas, sostenida sobre más de dos metros de fango, y los sillares bien labrados que asoman en la base, son los últimos testigos de lo que aquí ha permanecido oculto durante medio siglo.

Arco de dovelas y puerta de madera de Las Casas de la Barca, conservados tras décadas bajo el embalse de El Grado
Dovelas de la puerta de Las Casas de la Barca

El oratorio

En la parte norte se encuentra el oratorio, documentado en 1971 bajo la advocación de Santa Bárbara. Era mantenido por ambas casas y servía también como lugar de entierro. Se celebraban misas por San Ramón y Santa Bárbara, y disponía de campana.

Interior del oratorio de Las Casas de la Barca, con su bóveda de piedra parcialmente derrumbada tras décadas bajo el embalse de El Grado
Bóveda del oratorio de Las Casas de la Barca

El molino de aceite

Frente a las casas, en la otra orilla, se encuentra el molino de aceite de Clamosa, activo desde el siglo XVIII. Constaba de una prensa de libra y de una mola movida por agua. El huso vertical de la prensa aún se mantiene en pie, mientras que el resto del mecanismo yace disperso. Se conservan también el estanque y la acequia.

Estructura de madera y huso vertical de la prensa de libra del molino de aceite de Clamosa, conservados pese al derrumbe y a los años bajo el embalse de El Grado
Prensa de libra del molino de Clamosa

Mola de piedra del molino de aceite de Clamosa, medio enterrada en el barro y cubierta por sedimentos tras décadas bajo el embalse de El Grado
Mola del molino de aceite de Clamosa

Muy cerca se encuentra Casa Olivera, restaurada y oculta entre pinos, pero que durante siglos actuó como fonda para los viajeros y apoyo cotidiano del molino.

Vista desde Las Casas de la Barca hacia la otra orilla del Cinca, donde se distingue Casa Olivera escondida entre los pinos, con las ruinas en primer plano y la peña rocosa al fondo
Casa Olivera al otro lado del río

Vista desde la peña

Para comprender mejor la estructura del conjunto, ascendí a la peña que se alza junto a las casas. Desde allí se distinguen claramente Casa Barbanoj y Casa Olivar, así como los depósitos de vino y aceite, la era, el pajar, el oratorio y los lagares.

Vista aérea tomada desde la peña sobre Las Casas de la Barca, donde se aprecian las ruinas de las viviendas, los muros derrumbados y las antiguas terrazas de cultivo emergiendo del fondo del embalse
Las Casas de la Barca desde la peña

Plano superpuesto sobre una vista aérea de Las Casas de la Barca que muestra la distribución de Casa Olivar, Casa Barbanoj, la puerta de acceso, los lagares de aceite y el oratorio de Santa Bárbara
Plano de Las Casas de la Barca

Desde el aire destaca la fachada sur de Casa Olivar, orientada hacia el antiguo camino.

Vista aérea de Las Casas de la Barca, donde se aprecian las ruinas de las viviendas, los muros derrumbados y la peña caliza que delimita el asentamiento, tras quedar al descubierto por el descenso del embalse de El Grado
Vista aérea de Las Casas de la Barca

Elementos que resisten

En la entrada aún permanecen las dovelas de la puerta y las jambas de una ventana, sólidas pese a décadas bajo el embalse.

Entrada de Las Casas de la Barca, con la fachada de piedra, el arco de dovelas y los muros derruidos emergiendo tras el descenso del embalse de El Grado
Entrada de Las Casas de la Barca

En la zona nordeste se conservan los dos lagares: uno profundo y con parte del tejado, el otro completamente al descubierto.

Lagar de piedra de Las Casas de la Barca, con las paredes perfectamente labradas y el fondo cubierto por el barro agrietado tras décadas bajo el embalse de El Grado
Lagar de Las Casas de la Barca

Junto a ellos, excavado en la roca, se encuentra el trujal donde se estrujaba la uva. De la existencia de viñedos nos habla que existiera una partida que se llamaba Campo Vinariellas.

Hueco del trujal excavado en la roca en Las Casas de la Barca, donde se estrujaba la uva antes de la fermentación, visible tras el descenso del embalse de El Grado
Trujal excavado en la roca

Sorprende también la viga de madera que coronaba la puerta de los pajares y permanece en pie. Aquí se guardaban los animales de tiro.

Pajar de piedra situado en la era de Las Casas de la Barca, construido con cantos rodados y cubierto por los sedimentos que dejó el embalse de El Grado
Pajar en la era de Las Casas de la Barca

Así como las losas del tejado del lagar y los pajares, que no han cedido pese al peso del agua. En la foto el Trujal con la entrada de piedra.

Edificio del trujal de Las Casas de la Barca, construido en piedra seca y parcialmente derrumbado, con el tejado de losas aún reconocible tras emerger del embalse de El Grado
Edificio del trujal en Las Casas de la Barca

En torno a las casas se reconocen aún las antiguas terrazas de cultivo, donde permanecen los troncos secos de los árboles, como figuras detenidas en el tiempo.

Antiguas terrazas de cultivo junto a Las Casas de la Barca, con los muros de piedra y los árboles secos que quedaron sumergidos durante décadas bajo el embalse de El Grado
Terrazas de cultivo junto a Las Casas de la Barca

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Si tú o tu familia conserváis recuerdos, fotografías, documentos o vivencias relacionadas con Las Casas de la Barca, estaré muy agradecido de recibirlas. Este artículo está vivo y se irá actualizando con cualquier aportación que ayude a recuperar la memoria de este lugar.

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Gracias por ayudar a recuperar la historia de este lugar.

Cómo llegar desde Abizanda

Zona Zero tiene marcada la ruta ZZ-097 El Camino de la Barca por la que se puede llegar muy cerca de Las Casas de la Barca. Aquí se puede descargar GPX o el acceso a Wikiloc. La ruta está señalizada. Para bajar a las casas. Es necesario atravesar el bosque y llegar a las terrazas de cultivo. Lo señalo en la foto.

Acceso a las Casas de la Barca por la ruta ZZ 97

Acceso a las casas desde la ruta. Se indica el lugar más fácil para llegar a las terrazas de cultivo. Son 127 metros en línea recta entre pinos de plantación en descenso. No sé si está limpio el bosque.

Acceso a las casas de la barca desde la ruta ZZ 97


Daniel José Vallés Turmo
Noviembre de 2026

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domingo, 16 de noviembre de 2025

Camino de la Justicia: entre la venda y la sospecha

Camino de la Justicia: entre la venda y la sospecha
Reflexiones sobre un sistema imprescindible, pero imperfecto.

Estatua de la Justicia con la venda desplazada y la balanza inclinada, simbolizando la pérdida de imparcialidad y el desequilibrio del sistema judicial
La Justicia que mira y duda

La imagen clásica de la justicia —una mujer vendada, con una balanza en una mano y una espada en la otra— resume, en apenas tres símbolos, nuestras mayores aspiraciones y nuestras mayores frustraciones. La balanza promete equilibrio; la espada, autoridad; la venda, imparcialidad. Sin embargo, quienes alguna vez han pisado un juzgado saben que nada es tan lineal, y que entre el ideal y la realidad discurre un largo camino: el Camino de la Justicia.

El pleito como derrota compartida

El refrán “pleitos tengas y los ganes” encierra una verdad incómoda: incluso cuando una sentencia es favorable, el proceso puede haber desgastado más que la propia disputa. Litigar consume años, energía, dinero y serenidad. A veces se gana en primera instancia y se pierde en la segunda, o en el Supremo. A veces se gana… pero ya no queda nada que celebrar.

Por eso, quienes conocen los juzgados recomiendan llegar a un acuerdo incluso desfavorable antes que embarcarse en un pleito incierto. La victoria judicial, muchas veces, se parece más a una tregua que a un triunfo.

El viaje por las instancias: cifras que cuentan una historia

En España, el Consejo General del Poder Judicial publica estadísticas que ayudan a comprender este viaje procesal. Los datos muestran un patrón claro:

  • Entre el 60% y el 70% de las sentencias de primera instancia se confirman totalmente en apelación.
  • En 2022, el 70,9% de los recursos se resolvieron confirmando íntegramente la resolución inicial.
  • En el Tribunal Supremo, la proporción es aún mayor: alrededor del 90% de los recursos se desestiman. Solo un 10% consigue modificar la sentencia recurrida.

El mensaje es evidente: las instancias superiores rara vez alteran lo que ya ha decidido el primer juez. Por tanto, quien pierde en primera instancia parte de una clara desventaja.

Este patrón es similar al de otros países de Europa: las apelaciones son más una corrección puntual que un “nuevo juicio”.

Cuando el Estado es la otra parte

En los litigios contra la Administración, la situación puede resultar aún más desigual. Los jueces suelen otorgar a los inspectores y funcionarios una presunción de veracidad que, en la práctica, convierte sus informes en la base principal del proceso. Esto deja al ciudadano en clara desventaja: no parte de cero, sino desde un terreno inclinado.

A ello se suma algo que sorprende a quien lo vive por primera vez: algunos inspectores, conscientes de esa posición favorable, introducen en sus escritos valoraciones subjetivas que no siempre se corresponden con la realidad. Son apreciaciones personales, juicios de intención o conclusiones anticipadas que no forman parte de los hechos verificables.

En ocasiones, incluso es el propio juez quien debe advertir que ese tipo de afirmaciones deben retirarse del expediente por carecer de objetividad. Ahí es donde el ciudadano comprende con claridad lo que antes sospechaba: que en esos informes aparecen, a veces, proyecciones prospectivas, interpretaciones o insinuaciones que nada tienen que ver con la neutralidad que se presupone a la Administración.

Cuando esto ocurre, la sensación es doblemente amarga: no solo se debe litigar contra un organismo poderoso, sino también corregir los excesos subjetivos de quienes deberían limitarse a describir hechos con rigor.

¿Justicia ciega… o con ojos ideológicos?

En los medios se habla de jueces progresistas y conservadores, de tendencias en las sentencias, de asociaciones profesionales con posiciones políticas muy marcadas. Para el ciudadano común, esta exposición constante erosiona el símbolo de la venda: si la justicia tiene ideología, ¿puede ser realmente imparcial?

El sistema defiende la independencia judicial con un argumento sólido pero insuficiente: no existen datos públicos sobre el resultado de las sentencias por juez. No se publican por protección de datos y para evitar presiones o “rankings” que distorsionen la función judicial. Esto ocurre en la mayoría de Europa.

Pero la falta de transparencia, aunque justificada, alimenta la sospecha.

El espejo estadounidense

En Estados Unidos, en cambio, algunas jurisdicciones sí publican datos individualizados. El ejemplo más paradigmático es el Reporte de Asilos Judiciales del Departamento de Justicia (EOIR). Allí se puede consultar cuántos casos ha resuelto cada juez de inmigración, cuántos ha aprobado, cuántos ha denegado y cuántos clasifica como “otros”.

Esto genera debate: ¿la transparencia extrema mejora la confianza o la erosiona? ¿Ayuda a detectar sesgos o presiona a los jueces para que “mejoren sus números”?

Europa, prudente, opta por proteger la independencia. Estados Unidos, pragmático, elige exponerla al escrutinio.

Ningún camino está libre de riesgos.

La justicia como percepción

Más allá de los datos, la justicia es también una experiencia emocional. No se mide solo en sentencias, sino en tiempos, en trato, en lenguaje, en claridad, en cercanía. Un proceso puede ser impecable jurídicamente y aun así percibirse como injusto si resulta inhumano, lento o incomprensible.

Cuando la venda simbólica se interpreta como distancia o frialdad,
cuando la balanza parece inclinada por defecto,
cuando la espada cae con burocrática rutina,
la justicia se siente menos justicia.

El ciudadano ante el laberinto

Quien inicia un proceso judicial emprende un camino incierto, a menudo solitario. Viaja entre leyes que no entiende, plazos que no controla, recursos que no sabe si merece la pena presentar, costas que pueden arruinarle la vida y resoluciones que llegan meses o años después de lo que esperaba.

La justicia es necesaria —sin ella no habría convivencia posible—, pero no siempre es amable.

Por eso, hablar de justicia no es hablar solo de tribunales: es hablar de confianza, de credibilidad, de la sensación de que el sistema escucha y trata con equidad.

Una justicia que vuelva a ser camino y no obstáculo

La justicia debería ser un camino claro, no un laberinto. Un espacio de reparación, no de desgaste. Un lugar donde la espada proteja y no intimide, donde la balanza pese hechos y no prejuicios, donde la venda no sea símbolo de insensibilidad, sino de igualdad.

Quizás, entonces, el Camino de la Justicia no consista solo en mejorar leyes o agilizar procedimientos, sino en algo más profundo: reconstruir la confianza.

Que la justicia, como camino, no sea solo un trámite, sino una esperanza.


Contenido desarrollado por el autor con el apoyo de herramientas de redacción asistida.

Esta entrada forma parte de otros artículos que se pueden consultar en Reflexiones en el Camino

Daniel Vallés Turmo

Octubre de 2025

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Camino de la solidaridad

Camino de la solidaridad

Hacia una cosmovisión compartida en tiempos fragmentados

Manos unidas como símbolo de solidaridad y cooperación humana.
La solidaridad es un camino que se construye entre todos. Foto: Pexels

Siento que vivimos en un momento histórico en el que la cosmovisión humana aparece profundamente fragmentada. Lo percibimos en la política, en la convivencia y en la manera en que cada persona se relaciona con el mundo. No hay un relato común que unifique, y eso genera desorientación.

La concesión del Premio Princesa de Asturias a Byung-Chul Han es un síntoma de esta época. Su obra describe una sociedad de la autoexplotación: bajo la apariencia de libertad, nos convertimos en vigilantes de nuestra propia productividad. Las herramientas digitales, que prometieron autonomía, acaban muchas veces poniéndonos al servicio de una maquinaria de rendimiento permanente. El sujeto libre se transforma en su propio capataz.

El vacío de los grandes relatos

El posmodernismo rompió las aspiraciones de construir un sistema universal que diera sentido a la vida humana. La globalización, la sociedad de la información, la secularización y el auge de integrismos religiosos han aumentado aún más la pluralidad de discursos, pero no han ofrecido una brújula común.

Durante siglos, en Occidente la religión cristiana actuó como esa gran narrativa, proporcionando un marco moral y espiritual compartido. Aportaba transcendencia, vínculo social y un lugar desde el que pensar la vulnerabilidad humana. Hoy ese marco ya no organiza la vida colectiva, y aún no ha surgido otro que lo reemplace.

Muchos filósofos contemporáneos hablan de la necesidad de una teología civil: un sistema de creencias compartidas —no necesariamente religiosas— que actúe como punto de encuentro, que articule la responsabilidad mutua y la interdependencia. Algo que nos recuerde que, pese a nuestras diferencias, seguimos habitando un destino común.

Solidaridad como estructura de vida

Ignacio Ellacuría, discípulo de Zubiri, sostenía que uno de los mayores logros de la civilización occidental había sido la creación de la Seguridad Social, un sistema pensado para aliviar la vulnerabilidad de las personas. Pero advertía que esta estructura solo puede mantenerse si existe un tejido real de solidaridad fiscal, una proporción justa entre quienes más tienen y quienes menos poseen. De lo contrario, el edificio termina agrietándose desde dentro.

Ellacuría también hablaba de la necesidad de una sociedad de la austeridad, no entendida como renuncia, sino como sostenibilidad: vivir de forma compatible con los límites ecológicos, sociales y económicos del mundo. La austeridad, en su sentido más profundo, es otra palabra para describir un orden solidario: asumir que no todo puede crecer indefinidamente, y que la convivencia exige equilibrio.

¿Qué hacemos personalmente? La solidaridad que comienza en lo concreto

En medio de esta fragmentación, a cada persona nos toca posicionarnos y buscar un paraguas propio de trascendencia y cosmovisión. No basta con comprender el problema: es necesario hallar un lugar desde el que contribuir al bien común, aunque sea de forma pequeña.

En mi caso, ese lugar lo he encontrado en mi trabajo en la Seguridad Social, atendiendo a quienes necesitan orientación, información o el acceso a prestaciones que son, para muchos, un verdadero salvavidas. Allí descubro cada día que la vulnerabilidad no es una idea abstracta, sino rostros, voces y situaciones concretas. Y que la solidaridad, para ser real, necesita instituciones que la sostengan y personas que las hagan funcionar con humanidad.

San José de Calasanz decía: “He encontrado en este lugar el mejor modo de servir a Dios.”
Yo añadiría: servir a las personas. Porque en cada trámite, en cada explicación, en cada acompañamiento, se hace visible esa solidaridad silenciosa que mantiene unida a una sociedad.

Este es mi pequeño camino dentro del gran “Camino de la solidaridad”: descubrir que la trascendencia también puede habitar en lo cotidiano, y que cada uno, desde donde está, contribuye a sostener el tejido invisible que nos mantiene unidos.

Epílogo: un camino que se hace juntos

La solidaridad no es un ideal abstracto ni una palabra bonita: es una forma de mirar la realidad. Es reconocer que la vulnerabilidad nos atraviesa a todos y que nadie puede sostenerse completamente solo. En tiempos de fragmentación y discursos de miedo, este camino exige más serenidad que fuerza, más escucha que afirmación.

Quizá la tarea de nuestra época no sea reconstruir un gran relato universal, sino tejer una red de pequeñas certezas compartidas: el valor de lo común, el cuidado mutuo, la presencia en lo cotidiano, la justicia que se ejerce en silencio. La solidaridad no siempre cambia el mundo en grande, pero transforma en profundidad aquello que toca.

A fin de cuentas, caminar hacia una nueva cosmovisión no es buscar respuestas definitivas, sino aprender a acompañarnos. Y si algo permanece en medio de los cambios, es precisamente eso: la certeza de que seguimos necesitándonos unos a otros para avanzar.


Esta entrada forma parte de otros artículos que se pueden consultar en Reflexiones en el Camino

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Daniel Vallés Turmo

Noviembre de 2025


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