Mi compromiso con la defensa del medio ambiente no nació en una gran ciudad, ni en una universidad, ni siquiera en una manifestación. Nació aquí, en Barbastro, caminando por los campos, observando lo que cambia y lo que desaparece.
![]() |
Pedro Casaldáliga admiraba profundamente este paisaje del Somontano. Su ejemplo me acompaña cuando defender el territorio se vuelve difícil |
También nació con el reconocimiento del Premio Félix de Azara de Comunicación Social, un galardón muy valorado en la provincia de Huesca. Me hizo sentir que lo que escribimos desde lo local, desde lo pequeño, puede tener impacto.
Antes de la entrega se emitió un vídeo de dos minutos (pinchar la foto para ver el vídeo en YouTube) donde explico lo que pienso sobre la defensa del paisaje.
Pero comprometerse también significa exponerse. Lo aprendí cuando me encontré con una granja de cerdos con capacidad para 2.000 animales, con intención de ampliar en el futuro hasta 6.000 muy cerca de un espacio natural protegido. Decidí hablar de ello en redes, con respeto, pero con claridad. Lo que recibí fueron reacciones tensas, incluso amenazas.
En los pueblos, cuando opinas sobre un proyecto, no hablas en abstracto. Aquí todos nos conocemos. Si criticas una granja o una planta industrial, parece que estás señalando a alguien con nombre y apellidos. Eso no pasa igual en una ciudad. Allí, defender el medio ambiente puede ser incómodo, pero suele ser anónimo. Aquí, puede ser personal.
La planta de biometano y el poder de la información
![]() |
Parcela donde se proyecta la planta de biometano de Barbastro |
Pero incluso eso genera rechazo. Las grandes empresas que promueven este tipo de proyectos saben muy bien cómo manejar la comunicación. Colocan publirreportajes, hacen donaciones, patrocinan actos, colocan sonrisas en los medios. Y muchos vecinos no distinguen una noticia de un anuncio disfrazado. Mientras tanto, tú, desde tu blog o desde un hilo de Facebook, eres “el que molesta”.
Me vienen a la cabeza películas como Erin Brockovich, en la que Julia Roberts interpreta a una madre soltera que descubre cómo una gran empresa ha contaminado el agua de una comunidad entera. La historia se convierte en un juicio monumental, pero también en una lucha muy personal, llena de tensiones, amenazas y aislamiento. Hay otras películas con ese mismo mensaje: empresas que compran silencios, que controlan la información, que reparten favores para que nadie pregunte.
![]() |
Erin Brockovich |
En el cine, estas historias terminan bien. En la vida real, cuestionar ese poder tiene un coste.
Cuando siento miedo, pienso en Pedro Casaldáliga
![]() |
El Pueyo de Barbastro |
El precio de levantar la voz… y el valor de hacerlo
Defender el medio ambiente desde el medio rural tiene un precio. Te haces visible. Te expones. Puedes perder relaciones, amistades o incluso tranquilidad. Pero también tiene un valor: te convierte en parte activa del territorio.
- ¿Esto es bueno para el futuro de nuestro pueblo?
- ¿Queremos un modelo de producción o un modelo de vida?
Cuando uno habla desde el cariño al lugar donde vive, lo que duele no es la crítica, sino el silencio. Y si callamos por miedo, otros decidirán por nosotros. Y ya sabemos quiénes suelen ser.
A veces me pregunto si todo esto merece la pena. Y siempre llego a la misma conclusión: sí. Porque no se trata solo de defender árboles o campos, sino de defender una forma de vivir, de convivir y de decidir juntos.
Como decía Casaldáliga:
“La esperanza tiene raíces”.
También aquí. También ahora.
Daniel Vallés Turmo
Julio de 2025Acceso a guías y rutas (pinchar)