La presencia del apellido García Barbanoj / Barbanox en Abizanda está documentada desde el siglo XV. En el censo de 1495, elaborado por los Reyes Católicos, ya figura uno de sus antepasados entre los once fuegos del lugar. En 1565, el señor de Clamosa concedió permiso a Joan Barbanoj para establecer un paso de barca en el río Cinca, en el paraje que todavía hoy conocemos como Las Casas de la Barca. Así nació un servicio que durante cuatro siglos comunicaría ambas orillas del río.
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| Fotografía antigua de Las Casas de la Barca (Centro de Estudios del Sobrarbe) |
Durante este tiempo funcionó primero la barca de maroma y, ya en el siglo XX, el conocido cajón suspendido. El servicio continuó hasta que los puentes y, más tarde, el embalse de El Grado lo hicieron innecesario y luego imposible. En total, dieciséis generaciones mantuvieron vivo este oficio.
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| Llegando a Las Casas de la Barca en ruinas |
Frente al paso, en la margen izquierda, se encontraba Casa Olivera, que durante siglos actuó como fonda para los viajeros y daba apoyo al molino de aceite situado muy cerca. Su existencia confirma que el paso formaba parte de una pequeña infraestructura vital para caminantes, arrieros y vecinos.
El mapa de 1932 y el territorio desaparecido
En el mapa de 1932 del Instituto Geográfico Nacional aparece trazada la carretera de Naval a Aínsa, pasando cerca de Abizanda. El plano muestra también el camino de Las Casas de la Barca, bordeando el meandro del Cinca y enlazando de nuevo con la carretera. Ese desvío conducía directamente al paso de maroma.
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| Mapa topográfico de 1932 Las Casas de la Barca |
Este paso fue durante siglos la comunicación natural entre Abizanda y las localidades de la otra orilla: Clamosa, Lapenilla, Puy de Cinca, así como la entrada hacia La Fueva y la Ribagorza.
La construcción del embalse de El Grado condenó este paisaje. Las Casas de la Barca solo emergen hoy cuando el nivel del agua baja de manera excepcional. En cambio, Casa Olivera ha sido restaurada y vuelve a estar habitada tras décadas de abandono.
Las expropiaciones de 1964
La construcción del embalse provocó en 1964 la expropiación de todas las edificaciones. Los dos propietarios afectados fueron:
• Paulino Arasanz Salinas
– Casa de cuatro plantas con lagar, conejar, corral, capilla y pajar.
– Edificio anejo de tres plantas con fragua, lavadero, pajar, caseta y era.
– Superficie total: 842 m².
– Además: depósito para aceite y pozo de 31 m³.
• Eugenio Fumanal Palacio
– Casa principal de cuatro plantas con conejar, caseta y cobertizo.
– Vivienda aneja de tres plantas con lagar, dos pajares, era y palomar.
– Superficie total: 627 m².
– Además: cuatro depósitos para aceite.
La única fotografía conservada, recopilada por el Centro de Estudios del Sobrarbe, muestra con claridad las dos casas principales: Casa Olivar y Casa Barbanoj.
Las partidas del entorno
Gracias a la documentación de las expropiaciones conocemos hoy los nombres de las partidas de cultivo que rodeaban el conjunto: Lanza, Las Cereceras, Planas, Fueva, Campo, Campo Vinariellas, Las Falces, Reglarón, Planimen, La Planeta, Las Pedreras, El Barranquer, El Huerto, El Tejar y La Valle.
El otoño de 2025: el paisaje reaparece
Los trabajos de mantenimiento en la presa durante el otoño de 2025 provocaron un descenso excepcional del nivel del embalse. La cola llegó hasta Puy de Cinca y Las Casas de la Barca quedaron al descubierto. El satélite Copernicus captó el estado exacto el 22 de noviembre de 2025.
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| Imagen satelital de Copernicus (22 de noviembre de 2025) cola del embalse de El Grado |
Aprovechando esta circunstancia, visité el lugar. Llegué a Puy de Cinca y continué por pista hasta Casa Olivera. Desde allí descendí a pie hacia el embarcadero, aprovechando la helada para no hundirme en el fango. El Cinca bajaba muy manso y fue posible cruzarlo por un vado.
Ver entrada en el blog: Embalse de El Grado: nivel actual, fotos y recorrido por el embalse semivacío.
La impresión fue sobrecogedora: ruinas silenciosas emergiendo tras décadas bajo el agua, muros ennegrecidos y el eco del antiguo camino de Abizanda con Clamosa al fondo.
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| Las Casas de la Barca emergiendo del embalse (2025) |
La puerta de una de las casas, sostenida sobre más de dos metros de fango, y los sillares bien labrados que asoman en la base, son los últimos testigos de lo que aquí ha permanecido oculto durante medio siglo.
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| Dovelas de la puerta de Las Casas de la Barca |
El oratorio
En la parte norte se encuentra el oratorio, documentado en 1971 bajo la advocación de Santa Bárbara. Era mantenido por ambas casas y servía también como lugar de entierro. Se celebraban misas por San Ramón y Santa Bárbara, y disponía de campana.
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| Bóveda del oratorio de Las Casas de la Barca |
El molino de aceite
Frente a las casas, en la otra orilla, se encuentra el molino de aceite de Clamosa, activo desde el siglo XVIII. Constaba de una prensa de libra y de una mola movida por agua. El huso vertical de la prensa aún se mantiene en pie, mientras que el resto del mecanismo yace disperso. Se conservan también el estanque y la acequia.
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| Prensa de libra del molino de Clamosa |
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| Mola del molino de aceite de Clamosa |
Muy cerca se encuentra Casa Olivera, restaurada y oculta entre pinos, pero que durante siglos actuó como fonda para los viajeros y apoyo cotidiano del molino.
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| Casa Olivera al otro lado del río |
Vista desde la peña
Para comprender mejor la estructura del conjunto, ascendí a la peña que se alza junto a las casas. Desde allí se distinguen claramente Casa Barbanoj y Casa Olivar, así como los depósitos de vino y aceite, la era, el pajar, el oratorio y los lagares.
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| Las Casas de la Barca desde la peña |
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| Plano de Las Casas de la Barca |
Desde el aire destaca la fachada sur de Casa Olivar, orientada hacia el antiguo camino.
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| Vista aérea de Las Casas de la Barca |
Elementos que resisten
En la entrada aún permanecen las dovelas de la puerta y las jambas de una ventana, sólidas pese a décadas bajo el embalse.
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| Entrada de Las Casas de la Barca |
En la zona nordeste se conservan los dos lagares: uno profundo y con parte del tejado, el otro completamente al descubierto.
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| Lagar de Las Casas de la Barca |
Junto a ellos, excavado en la roca, se encuentra el trujal donde se estrujaba la uva.
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| Trujal excavado en la roca |
Sorprende también la viga de madera que coronaba la puerta de los pajares y permanece en pie. Aquí se guardaban los animales de tiro.
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| Pajar en la era de Las Casas de la Barca |
Así como las losas del tejado del lagar y los pajares, que no han cedido pese al peso del agua. En la foto el Trujal con la entrada de piedra.
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| Edificio del trujal en Las Casas de la Barca |
En torno a las casas se reconocen aún las antiguas terrazas de cultivo, donde permanecen los troncos secos de los árboles, como figuras detenidas en el tiempo.
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| Terrazas de cultivo junto a Las Casas de la Barca |
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