miércoles, 16 de julio de 2025

Dar trigo: cómo avanzar en el desarrollo económico de una ciudad

Cuando se habla de desarrollo económico en una ciudad, es fácil caer en frases hechas como: “del dicho al hecho hay un trecho” o “una cosa es predicar y otra es dar trigo”. Entre lo que se anuncia en ruedas de prensa o se redacta en un plan estratégico… y lo que realmente llega al pequeño empresario, a la emprendedora del barrio o al joven que busca una oportunidad, hay una distancia enorme.

Sembrar trigo

Como asesor de emprendedores, aprendí que un plan de empresa y una hoja de cálculo lo aguantan todo. Cualquier proyecto parece viable sobre el papel. Pero si no se contrasta con la realidad —con clientes reales, con recursos reales, con tiempo real—, el fracaso es casi seguro. Por eso me convertí en un defensor de metodologías ligeras como el Business Model Canvas o Lean Startup, que permiten avanzar paso a paso, trinchera por trinchera, validando y aprendiendo antes de escalar.

Y quizás con el desarrollo económico de una ciudad deberíamos hacer lo mismo.

No se trata solo de escribir un plan a largo plazo, ni de lanzar eslóganes sobre innovación o sostenibilidad. Se trata de sembrar capacidades reales en el territorio: fomentar el emprendimiento local, facilitar el acceso a capital, conectar a la formación con las necesidades del mercado, apoyar a las pymes, diversificar la economía. Y hacerlo de forma progresiva, realista y adaptativa.

Esto, lejos de ser una idea teórica, ya ha ocurrido. Y tiene nombre propio.


📍 Medellín: del eslogan a la acción

Durante décadas, Medellín fue conocida por sus dificultades sociales, violencia y desigualdad. Pero en los últimos veinte años ha protagonizado una de las transformaciones urbanas y económicas más potentes de América Latina. Y lo hizo sin fórmulas mágicas, sino aplicando una lógica muy parecida a la que usamos en los proyectos emprendedores: escuchar, probar, medir, mejorar. Y repetir.

Medellín

🌱 Crear desde abajo, no solo atraer desde fuera

Una de sus apuestas clave fue Ruta N, un centro de innovación que articula a empresas, universidades, gobierno y ciudadanía. Pero más allá de crear una institución, el verdadero cambio fue el método:

  • Probar antes de escalar: programas piloto en barrios concretos para formación, emprendimiento juvenil o reconversión productiva.

  • Poner al territorio en el centro: entender qué capacidades tenía Medellín realmente y potenciarlas, en lugar de copiar modelos externos.

  • Apoyar al que emprende, no solo al que invierte: desde capital semilla hasta mentorías y redes de contacto.

🔁 Desarrollo como proceso iterativo

Medellín se trató como una startup urbana:

  • Lanzar pequeños proyectos → Evaluar impacto → Aprender → Escalar si funciona.

  • Incorporar retroalimentación ciudadana → Corregir sin miedo → Invertir donde hay valor real.

  • Pasar de la dependencia de grandes empresas a la generación de ecosistemas de valor distribuido.

📈 Resultados visibles

Esto no convirtió a Medellín en Silicon Valley, pero sí mejoró indicadores clave de forma sostenible: mayor formalización del empleo, aumento del emprendimiento juvenil, fortalecimiento del tejido empresarial local, y atracción de inversión basada en valor, no solo en marketing.


🌍 Cerrar la brecha entre el plan y la acción

El desarrollo económico de una ciudad no se construye solo desde un despacho, ni con documentos PDF que duermen en un cajón. Se construye cuando las ideas se llevan al terreno, cuando se prototipan políticas, cuando se aprende haciendo.

Quizás deberíamos pensar nuestras ciudades como grandes startups públicas: espacios donde se experimenta, se valida y se mejora. Donde el plan estratégico no es una meta en sí mismo, sino una brújula para actuar.

Porque al final, lo que importa no es lo que se predica. Lo que transforma una ciudad es lo que se practica.

Y eso es, en definitiva, dar trigo.


🟡 Qué puede aplicar Barbastro

Barbastro —como muchas otras ciudades medianas— no necesita prometer grandes parques tecnológicos ni esperar a que lleguen empresas milagrosas. Puede, desde hoy, empezar a sembrar capacidades propias: apoyando a quienes emprenden, creando espacios donde se compartan conocimientos, apostando por la formación útil, y diseñando proyectos reales, medibles, conectados con la comunidad.

El desarrollo económico no se impone desde arriba. Se construye paso a paso, escuchando, adaptando y corrigiendo. No es una cuestión de tamaño, sino de enfoque.

La pregunta es: ¿estamos dispuestos a dar trigo… o seguiremos predicando?

Porque Barbastro tiene futuro.

Daniel Vallés Turmo

Julio de 2025