1) LO VIVIDO
Hace dos meses murió Esteban, uno de mis mejores amigos.
Y hace dos semanas, sufrí un accidente que me obligó a parar. Literalmente.
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Daniel Vallés Turmo |
El cuerpo me dijo basta. Y la cabeza se llenó de preguntas. Una de ellas fue tan sencilla como incómoda:
¿Qué pasaría si yo no estuviera?
En un mundo que corre, produce y exige visibilidad constante, me pregunté cómo sería la vida… sin mí.
Y cuando, días más tarde, vi mi cuerpo quieto en una camilla de Urgencias, no pude evitar pensar:
¿Y si esta vez me tocaba a mí?
Lo peor no era el miedo a la muerte.
Era la duda de qué quedaría.
¿Qué vida seguiría sin mí?
Inventario emocional
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¿He estado donde debía?
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¿He dicho lo que pensaba?
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¿He ayudado a quien lo necesitaba sin esperar nada?
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¿He hecho perder el tiempo a alguien?
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¿Me recordarán con rabia, con cariño, con indiferencia?
Me hice estas preguntas sin dramatismo. Las anoté incluso.
Porque si me iba a morir o quedar inválido, al menos quería saber qué había hecho con lo que me dieron:
Tiempo, cuerpo, ideas, voz.
Y no, no soy ningún héroe. He fallado muchas veces.
Pero también he dado la cara. He empezado cosas que no sabía si funcionarían.
He escrito para pensar. He acompañado. He provocado. He callado cuando era mejor escuchar.
Todo eso también soy.
¿Qué he aportado?
No dejo una empresa que facture millones. Ni he inventado la rueda.
Pero quizás dejo:
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Ideas en otras cabezas.
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Preguntas en alumnos.
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Conversaciones que desbloquearon miedos.
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Una forma de estar que no encajaba con lo estándar.
Y eso, si se cuida, es más que suficiente.
“Si tienes principios y no te cuestan algo, es que no tienes principios.”
(Y a mí me han costado cinco años sin trabajar.)
Algunas cosas de las que sí estoy orgulloso
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Estar cerca de mis padres en su vejez, y de los míos.
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Acompañar a miles de emprendedores a encontrar su camino durante 25 años.
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Impartiendo un taller a emprendedores |
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Crear decenas de libros de rutas del Altoaragón, reconocidos con el Premio Félix de Azara de Comunicación 2018.
Premio Félix de Azara de Comunicación 2018 |
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Escribir cientos de artículos en la prensa provincial, y algunos libros que intentaron ser útiles a quien los leyó.
2) LO QUE ME QUEDA POR VIVIR
Volver a estar
No me he ido.
Estoy aquí. Escribiendo esto. Respirando.
Pensando cómo quiero vivir lo que me quede.
Ya no para impresionar, ni para cumplir.
Sino para estar.
Estar en cuerpo y palabra.
En relaciones reales. En conversaciones incómodas.
En proyectos sin fecha pero con alma.
La vida sin mí llegará, seguro.
Pero hasta entonces, quiero estar en la vida con todo lo que soy.
No como imagen. No como rol. Como persona.
Un nuevo comienzo
El próximo 28 de julio empiezo una nueva etapa en la Seguridad Social.
Espero ayudar a las personas en sus problemas vitales: bajas, pensiones, incertidumbre.
Quiero estar más cerca de quienes me importan.
Seguir disfrutando de esa naturaleza en la que tan bien me encuentro.
Y, sobre todo, vivir con calma y presencia.
Y estar con esas personas que tanto quiero, y con las que siempre estaré a su lado, si ellas quieren.
Reflexión final
No hay certezas en esta vida más allá de que, algún día, no estaremos. Pero entre el inicio y el final, hay un espacio inmenso que se llama “presencia”. Estar no es solo respirar; es implicarse, dar, compartir, escuchar, mirar a los ojos. La vida sin uno llegará, sí. Pero mientras tanto, merece la pena preguntarse cómo vivir con sentido, incluso cuando duele.
No se trata de hacer mucho. Se trata de estar donde uno importa, como uno es.
Y eso… ya es bastante.
Daniel Vallés Turmo
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