martes, 15 de julio de 2025

La vida sin mi: lo que se ve cuando uno desaparece por un instante

 1) LO VIVIDO

Hace dos meses murió Esteban, uno de mis mejores amigos.
Y hace dos semanas, sufrí un accidente que me obligó a parar. Literalmente.

Daniel Vallés Turmo

El cuerpo me dijo basta. Y la cabeza se llenó de preguntas. Una de ellas fue tan sencilla como incómoda:
¿Qué pasaría si yo no estuviera?

En un mundo que corre, produce y exige visibilidad constante, me pregunté cómo sería la vida… sin mí.

No suelo escribir desde la herida abierta. Pero esta vez lo necesito.
Esteban no era solo un amigo, era una presencia. De esas que no hacen falta justificar, que simplemente están.
Su ausencia no solo dolió, me desubicó. Me hizo ver que cuando alguien cercano se va, nos vamos un poco todos.

Y cuando, días más tarde, vi mi cuerpo quieto en una camilla de Urgencias, no pude evitar pensar:
¿Y si esta vez me tocaba a mí?

Lo peor no era el miedo a la muerte.
Era la duda de qué quedaría.
¿Qué vida seguiría sin mí?

Inventario emocional

  • ¿He estado donde debía?

  • ¿He dicho lo que pensaba?

  • ¿He ayudado a quien lo necesitaba sin esperar nada?

  • ¿He hecho perder el tiempo a alguien?

  • ¿Me recordarán con rabia, con cariño, con indiferencia?

Me hice estas preguntas sin dramatismo. Las anoté incluso.
Porque si me iba a morir o quedar inválido, al menos quería saber qué había hecho con lo que me dieron:
Tiempo, cuerpo, ideas, voz.

Y no, no soy ningún héroe. He fallado muchas veces.
Pero también he dado la cara. He empezado cosas que no sabía si funcionarían.
He escrito para pensar. He acompañado. He provocado. He callado cuando era mejor escuchar.

Todo eso también soy.


¿Qué he aportado?

No dejo una empresa que facture millones. Ni he inventado la rueda.
Pero quizás dejo:

  • Ideas en otras cabezas.

  • Preguntas en alumnos.

  • Conversaciones que desbloquearon miedos.

  • Una forma de estar que no encajaba con lo estándar.

Y eso, si se cuida, es más que suficiente.

Si tienes principios y no te cuestan algo, es que no tienes principios.
(Y a mí me han costado cinco años sin trabajar.)


Algunas cosas de las que sí estoy orgulloso

  • Estar cerca de mis padres en su vejez, y de los míos.

  • Acompañar a miles de emprendedores a encontrar su camino durante 25 años.

Impartiendo un taller a emprendedores
Premio Félix de Azara de Comunicación 2018

2) LO QUE ME QUEDA POR VIVIR

Volver a estar

No me he ido.
Estoy aquí. Escribiendo esto. Respirando.
Pensando cómo quiero vivir lo que me quede.
Ya no para impresionar, ni para cumplir.
Sino para estar.

Estar en cuerpo y palabra.
En relaciones reales. En conversaciones incómodas.
En proyectos sin fecha pero con alma.

La vida sin mí llegará, seguro.
Pero hasta entonces, quiero estar en la vida con todo lo que soy.
No como imagen. No como rol. Como persona.


Un nuevo comienzo

El próximo 28 de julio empiezo una nueva etapa en la Seguridad Social.
Espero ayudar a las personas en sus problemas vitales: bajas, pensiones, incertidumbre.

Quiero estar más cerca de quienes me importan.
Seguir disfrutando de esa naturaleza en la que tan bien me encuentro.
Y, sobre todo, vivir con calma y presencia.


Y estar con esas personas que tanto quiero, y con las que siempre estaré a su lado, si ellas quieren.


Reflexión final

No hay certezas en esta vida más allá de que, algún día, no estaremos. Pero entre el inicio y el final, hay un espacio inmenso que se llama “presencia”. Estar no es solo respirar; es implicarse, dar, compartir, escuchar, mirar a los ojos. La vida sin uno llegará, sí. Pero mientras tanto, merece la pena preguntarse cómo vivir con sentido, incluso cuando duele.

No se trata de hacer mucho. Se trata de estar donde uno importa, como uno es.

Y eso… ya es bastante.


Daniel Vallés Turmo

Julio de 2025