miércoles, 17 de junio de 2015

Calasanz

Calasanz es un pueblo de la comarca de La Litera que merece una visita tanto por su casco urbano como por su entorno paisajista. Podemos dedicarle una mañana o una tarde. Según wikipedia es el núcleo de población más antiguo de La Litera (ya mencionado en un documento visigótico del año 556.

Calasanz alcanzó su máxima población hacia 1857 en que llegó a contar con 1.003 habitantes, pero la población actual de Calasanz ronda las 40 personas (debido a la emigración de los años 50–70), triplicando prácticamente durante la época estival.

Calasanz

Lo primero que nos llama la atención al llegar es la ermita románica de San Bartolomé que se encuentra en lo que era la fortaleza. Un cartel nos dice que fue consagrada el 24 de agosto de 1103 por el obispo Poncio (el primer obispo de Barbastro) un año después de la reconquista de la población. Pertenecía al Monasterio Benedictino de Santa María de Alaón.

Portada Ermita de San Bartolomé

En esta ermita mi tía Consuelo se refugió en la Guerra Civil. Estaba en Vic con su tía Encarnarción para curarse de una pierna. Su tío Tomás, que era de Calasanz, trabajaba de encargado en una fábrica textil de Vic y tuvo que marcharse por amenazas.

Mi tío Antonio me contó como bajaron de Labuerda con su padre en un carro hasta Estadilla, donde vivía su tío José. Aquí dejaron el carro y les indicó el camino de la sierra para llegar con el caballo hasta Calasanz.

Ermita de San Bartolomé desde el castillo

Desde lo alto vemos las salinas abandonados y el barranco que luego visitaremos bajo una peña acantilada.

Salinas desde el castillo

Subimos a lo alto donde estaba la fortaleza musulmana. Un cartel nos indica que formaba parte de la frontera superior del Andalus en el siglo X y XI junto a los castillos de Barbastro, Monzón, Mora de Peralta, Estopiñán y Balaguer. Pedro I lo tomo definitivamente en 1098.

Quedan restos de un aljibe, lienzos de la muralla y un torreón. Desde arriba se contempla la iglesia de San Cipriano y un magnífico paisaje del estrecho del barranco.

San Cipriano desde el castillo

Descendemos a la población. Desde la iglesia de San Cipriano, ya mencionada en el siglo VI por el diacono Vicente de Huesca, contemplamos el acantilado sobre el que se encuentra la fortaleza.

Castillo desde la iglesia de San Cipriano

También contemplamos la formación que atraviesa el barranco, que luego visitaremos hasta llegar al estrecho.

Congosto del barranco desde la iglesia

Volvemos a la entrada del pueblo callejeando. Calasanz es un pueblo que conserva toda la pureza de las antiguas poblaciones de montaña, manteniendo su estructura medieval, con el trazado sinuoso de sus calles adaptadas a la orografía del terreno.

Las fachadas de sus antiguas casonas y casas señoriales de los siglos XVII y XVIII reflejan el antiguo esplendor de la villa. Muchas de ellas mantienen las viejas piedras esculpidas con los escudos familiares y los motivos decorativos de las puertas doveladas, o los detalles arquitectónicos más sencillos pero a la vez más integrados en un conjunto urbano rural característico de una población de montaña en la cual la tranquilidad de sus estrechas callejuelas parece haber detenido el paso del tiempo.

Al estar situado el casco urbano sobre una colina, existen bellos rincones donde disfrutar de esplendidas vistas sobre toda la comarca.

Me pregunto donde vivía el tío hermano de mi madre Ramón. Era el pequeño de los ocho hermanos, además de dos expósitos, Simón y Juan. Simón siguió manteniendo una relación como hermanos de sangre, teniendo una buena relación con Ramón.

Trabajaba de pastor en la zona de Graus. Cuando se afirmaba, pedía permiso el día 28 de cada mes para ir a visitar a su hermano Ramón a Calasanz. Por el camino, cazaba 4 o 6 liebres.

Ruta a las salinas y el estrecho

Podemos hacer una ruta andando hasta las salinas y el barranco de 1,7 kilómetros y 40 minutos de ida. El camino está señalizado. Ida y vuelta nos constará unas dos horas.

Señalización Salinas

A 300 metros nos encontramos la antigua fuente del pueblo. Vemos que todavía se utiliza para subir agua al pueblo con un motor eléctrico.

Fuente del pueblo

Siguiendo la carretera, un desvío nos indica el salinar y el pozo de hielo, que los encontramos a 400 metros. Un cartel nos explica su historia y forma de utilización. Dice que fueron utilizados en oriente y luego por los romanos. En Aragón se hicieron muy comunes en el siglo XVI.

Pozo de hielo

A 300 metros del pozo de hielo se encuentran las salinas, hoy abandonadas. Un cartel nos indica que ya aparecen en un documento del año 1332. Dejaron de usarse en el año 1708 por imperativo real. Las construcciones que vemos ahora son del año 1953. Consta de las salinas y el pozo fuente.

Balsas de secado de las salinas
Pozo fuente de la salina

Seguimos la ruta durante 800 metros por un camino que baja por la parte derecha del barranco hasta llegar al estrecho del barranco. El paisaje es excepcional.

Estrecho del barranco

De vuelta con el coche, podemos parar en la Ermita de Nuestra Señora de la Ganza, que la vemos señalizada en la carretera. Un cartel nos explica que fue mandada construir por Pedro I en recuerdo y agradecimiento de la toma de Calasanz. La leyenda dice que en su sitial llevaba siempre la imagen de la Virgen de la Ganza y cuando se conquistó Calasanz, tras un largo asedio, la Virgen ordenó que le construyeran un eremitorio.

 De su origen románico, únicamente queda la portalada y fachada principal.

Nuestra Señora de la Ganza

Daniel Vallés Turmo, Junio de 2015