domingo, 26 de junio de 2016

Cementerio de Barbastro

El cementerio de Barbastro merece una visita para conocer nuestra historia. Está abierto todos los días, lo que facilita su visita.

El recinto es de la segunda mitad del siglo XIX, cuando se traslada el cementerio del entorno de la catedral. Casi siempre, nos espera a la entrada un carro que nos recuerda el día "que parta la nave que no ha de tornar". Es una forma de decirnos "Tempus Not Tarda". (Tu tiempo llega).

Puerta de acceso a cementerio
Frente a la entrada nos encontramos la capilla, donde se trasladó la portada de la Ermita de San Juan del siglo XIII.

Portada de la Ermita de Santa Fé

El origen de esta iglesia deviene de la conquista de Barbastro en el año 1100 por Pedro I, quien promete que cuando tome la ciudad donará la segunda mejor mezquita al Monasterio francés de Santa Fé de Conques. La ruta circular de Santa Fe, nos permite conocer este entorno.

Al comienzo, se llamaba Iglesia de Santa Fé. Allí vivía una comunidad benedictina hasta que se cede a la Orden de Temple. Cuando esta orden desaparece en el año 1312, pasa a la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén. A partir de aquí, se llama Iglesia de San Juan.

Situación donde se encontraba la iglesia de San Juan

En 1845 Pascual Madoz se encuentra una iglesia abandonada. Le impresiona la portada y los capiteles, pero dice que le faltan las columnas. Describe unas pinturas de la vida de Santa Fé que había en su interior.

Capitel de mujeres ante el sepulcro vacío de Jesús

Mariano Lacambra Marín (1854 -1917) perteneciente a una familia de Maestros Albañiles, inventor, constructor y político regeneracionista es quien traslada la portada de Santa Fe al nuevo cementerio.

Su lápida también sufrió la barbarie realizada durante la guerra civil española en la que se quitaron todas las cruces del cementerio, escupiendo la forma de un árbol, tal como podemos hacer en la foto inferior. También se desfiguraron las siglas R.I.P (Requiescat In Pace, descanse en paz en latín).

La inmensa mayoría de estos cientos de lápidas continúan así. En la de la foto se ha añadido posteriormente E.P.G. (En Paz Guarde), pero esto ha ocurrido en muy pocas ocasiones.


Hace unos años, pensé en poner unas pequeñas cruces de metal encima del árbol en estas lápidas que nadie ya visita, pero no fue posible.

Daniel Vallés Turmo, 26 de junio de 2016